
Desde el principio, el ratón más anciano, sabio y prudente, sostuvo que de alguna manera, tarde o temprano, había que idear un medio de modo que siempre avisara la presencia del gato y pudieran ellos esconderse a tiempo. Efectivamente, ese era el remedio y no había otro. Todos fueron de la misma opinión, y nada les pareció más indicado.
Uno de los asistentes propuso ponerle un cascabel al cuello del gato, lo que les entusiasmó muchísimo y decían sería una excelente solución.Sólo se presentó una dificultad: quién le ponía el cascabel al gato.
-- ¡Yo no, no soy tonto, no voy!
En fin, terminó la reunión sin adoptar ningún acuerdo.
Moraleja:
Nunca busques soluciones imposibles de realizar.