Cotorra argentina (Myiopsitta monachus)


Originaria de Sudamérica, donde se trata de una especie muy común y abundante, la cotorra argentina resulta bastante popular como ave de jaula, lo que ha propiciado su expansión debido a escapes o sueltas deliberadas. Es así como ha llegado a colonizar no solo lugares más o menos próximos a sus áreas habituales de cría, sino otros tan alejados como algunos países europeos, entre ellos España, donde cuenta con algunos núcleos reproductores de cierta entidad.


En el plumaje de esta cotorra dominan los tonos verdes, a excepción de las rémiges azuladas muy visibles en vuelo y la frente, la garganta y el pecho, que son grisáceos en los adultos. La cola es larga, aunque algo menor que en la cotorra de Kramer, en tanto que el pico, fuerte, corto y ganchudo, es de color ocre claro.

Es un ave muy gárrula, que emite unos ásperos y frecuentes reclamos.



Procedente de Sudamérica (donde se distribuye desde el norte de Bolivia, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil hasta la Patagonia argentina), esta cotorra ha colonizado otros países del continente americano y de Europa a través de ejemplares escapados de cautividad. En Europa existen núcleos reproductores en Italia, Bélgica, la República Checa y España; en el Reino Unido, Alemania y Países Bajos se conoce su presencia, aunque no ha llegado a formar poblaciones viables.


Aunque en sus lugares de origen se trata de un ave bastante generalista, en España se instala preferentemente en parques y jardines, con acusadas diferencias en lo que al arbolado se refiere de unas regiones a otras. Así, en Barcelona y Canarias parece decantarse por palmeras, mientras que en Málaga elige eucaliptos, en Madrid especies caducifolias y en Mallorca coníferas.

Su dieta, fundamentalmente frugívora, se basa en una gran variedad de frutos y semillas, si bien no es infrecuente que ingiera puestas y pollos de paseriformes.

Se trata de una especie sedentaria.


Muestra un comportamiento marcadamente gregario a la hora de criar. Pueden llegar a instalarse varias parejas muy próximas unas a otras en grandes estructuras construidas a base de palos y ramas, que son, en realidad, el resultado de la unión de varios nidos. Resulta dañina cuando  recoge material para la construcción de sus nidos. No recoge ramas secas o caídas del arbolado, sino que corta con su pico las ramas vivas


 A veces, utilizan las grandes plataformas de nidificación de las cigüeñas, junto a las que crían. La puesta consta de cinco a ocho huevos.