
–Si en algo valoras mi vida hazte cargo de una parte del peso que llevo.
El caballo se hizo el sordo y el asno, vencido por la fatiga se desplomó, muriendo al instante.

El caballo, agobiado por el peso, se lamentaba: –¡Qué poca suerte! No quise cargar con una
parte y ahora me toca llevarlo todo, inclusive la piel del asno.
Moraleja:
Cuando los grandes aceptan compartir con los pequeños las dificultades, éstas se hacen más soportables para ambos.
Fuente: Fábula de Esopo